La mujer de 43 años fue asesinada al volver de la escuela de su hijo. El asesino, Osvaldo Valenzuela, cumple con la condena de cadena perpetua, pero sigue amenazando a la familia de la víctima.
La mañana del 18 de octubre de 2018 y Viviana Giménez había llevado a su hijo a la escuela. Al volver a su casa en Parque Barón, de Lomas de Zamora, hablaba por celular con su madre, quien estaba preocupada por su hija y quería saber si el «monstruo que tenía por vecino» la había dejado tranquila. «No» fue la respuesta y cuando le relataba la serie de amenazas que había recibido, se escuchó un fogonazo.
El expolicía de la Federal, Osvaldo Valenzuela, la había estado esperando y ni bien la mujer llegó a su domicilio, se acercó y le disparó con una escopeta en la cara. Viviana murió en el acto.
Luego del haber perpetrado el brutal crimen, se dirigió a la comisaria y confesó lo que había hecho. A cuatro años del femicidio, la hermana de la víctima denunció que sigue recibiendo amenazas por parte del asesino, que fue condenado a cadena perpetua y se encuentra en la cárcel: “No queremos que le den prisión domiciliaria porque sabemos que tiene intenciones de terminar lo que empezó. Arrancó con mi hermana y lo quiere terminar con nosotras”.
CÓMO FUE EL FEMICIDIO DE VIVIANA GIMÉNEZ
Viviana se había mudado hacía unos años y fue entonces cuando conoció a Valenzuela. Forjaron un vínculo de amistad en un principio, pero la mujer de 43 años se había dado cuenta rápidamente de sus conductas agresivas y decidió alejarse.
El femicida era temido en el barrio: había tenido problemas con casi todos los vecinos y tenía antecedentes de episodios violentos con otras mujeres. Su modus operandi era similar en todos los casos, ya que empezaba a acosar y amenazar ante una negativa. “Era la forma en la que se manejaba, estaba acostumbrado a hacer lo que quería y no soportaba que nadie le dijera que no”, señaló Diana.
La noche anterior al crimen Viviana hablaba por celular con una amiga cuando empezó a sonar el teléfono de línea. Era él, que le reprochaba que no lo había atendido: “Le preguntaba con quién hablaba, qué hacía, a dónde iba y después le llegó a decir que la iba a matar”.
Diana detalló que Valenzuela, al ser un policía retirado, sabía manipular armas. Incluso, cuando peritaron la camioneta -tras el femicidio- encontraron la escopeta de doble cañón calibre 16 y en la casa tenía otro tipo de armas. En ese sentido, aseguró: “No fue una discusión o algo del momento, lo tenía planificado y buscó el arma que más daño le podía causar”.
Además, sostuvo que el imputado “se entregó en la comisaría pensando que tendría algún tipo de beneficio por haber sido policía”. En la declaración, Valenzuela dijo que había tenido una discusión “con su pareja” y que la escopeta “se le disparó sola”. Sin embargo, la hermana de la víctima remarcó que nunca fueron pareja, aunque reconoció que Viviana y Osvaldo sí tuvieron un vínculo.
“¿En qué contexto discutís con una escopeta en manos? Fue premeditado, la mató a sangre fría y no hubo una pelea previa, porque ella venía hablando con mi mamá”, aseguró.
Después de dos intensos años de lucha, en abril de 2021, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora condenó a cadena perpetua a Valenzuela por el delito de “homicidio agravado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”.
Aunque la familia está conforme con el fallo, Diana explicó: “Era lo menos que esperábamos. Me preguntan si estoy contenta con eso y la verdad es que no. A mi me mataron en vida, me mataron a mi hermana, mi amiga, mi todo. Ella me llamaba a la mañana todos los días y me sacó todo eso. ¿Estoy conforme con la actuación de la Justicia? Sí, pero eso no me la devuelve”.
“El martes, cuando se cumplieron cuatro años, tenía que ir a trabajar a las 8 de la mañana. Pero eran 8:30 y estaba sentada en la cocina de casa, pensaba en que me iba a encontrar afuera con el auto y mi hermana adentro muerta. Son días atroces”, expresó.
LA FAMILIA GIMÉNEZ SIGUE RECIBIENDO AMENAZAS
Valenzuela tiene 77 años y varios problemas de salud, por lo que solicitó en reiteradas ocasiones la prisión domiciliaria. La Justicia, hasta el momento, decidió no otorgársela, lo que es un alivio para la familia Giménez que aún recibe amenazas por parte de él y sus allegados.
“Si le otorgan la domiciliaria, ¿a cargo de quién estaría? Si toda su familia tiene armas porque son policías y si lo largan, no me voy a quedar en paz. No pueden largar a un asesino así a la calle”, manifestó Diana y agregó: “Se cansó de acosar a mi hermana y a nosotras también. Me pasó en estos días de salir y encontrarme a su hijo con otra persona mirando mi casa. Mi hermana -que vivía en el mismo barrio- se tuvo que mudar y yo también me iría de acá porque no estamos a salvo”.
De hecho, desde la prisión, Valenzuela les hace llegar mensajes: “Su yerno nos dijo que como él ya estaba jugado, no le importa nada y que nos va a hacer mierda. ‘Va por todo’, dijo. ¿Cómo podemos vivir tranquilas?”.
En esa línea, afirmó que hicieron la denuncia y presentaron las pruebas correspondientes. Sin embargo, reclamó que la recomendación de la policía fue que, ante una situación de violencia, llame directo a la línea de emergencia. “Hasta que desbloqueo el celular, aprieto el botón, llamo y alguien me atiende, ya me mataron. La Justicia tendría que empezar a actuar de otra manera porque todos los días matan a una mujer y este tipo quiere terminar con nosotras, lo que empezó con mi hermana”, cerró.